Cascadas de Sa Spendula

En el Medio Campidano, a las afueras de Villacidro se encuentran las Cascadas de Sa Spendula, una de las más interesantes de Cerdeña a la Cascada Istrampu de Capu Nieddu al sur de Bosa. Es una de las excursiones de naturaleza típica desde Cagliari ya que son apenas 55 km, y en tres cuartos de hora en coche podemos llegar siguiendo la SS196, antes de llegar a Giuspini.

Cascada Sa Spendula
Cascada Sa Spendula

A un kilómetro del pueblo de Villacidro, en un lugar maravilloso y evocador poblado de rocas graníticas, pinos, adelfas, encinas y un frondoso sotobosque, se levanta la majestuosa cascada de Sa Spendula, una de las pocas en Cerdeña que puede -no siempre- estar con agua durante todo el año.

Sa Spendula, que significa «la cascada», y se forma con la caída del Río Coxinas, cuyas aguas descienden desde los picos de Santu Miali en el Monte Linas. Son 60 metros de altura compuestos por de tres saltos de agua, de los cuales, el más majestuoso, desemboca en un sugerente desfiladero de particular valor naturalista, dominado por una alta aguja rocosa llamada «Campanas de Sisinni Conti».

El momento ideal para admirarlo es el otoño, cuando hacen su aparición las primeras lluvias de la temporada, nutriendo al arroyo de bastante caudal. En primavera, por contra, acompañando al rugido de las aguas, asistimos al espectáculo de la floración del entorno.

El poeta y la cascada

El siglo XIX fue la eclosión del romanticismo literario. Muchos poetas y escritores se inspiraron en la naturaleza, a menudo extrayendo los tintes más nostálgicos y melancólicos. A Cerdeña, llegó en 1882 un jovencísimo Gabrielle D’Annunzio, aún por cuajar su mejor yo y convertirse en un autor legendario. Gabriele D’Annunzio, con tan solo diecinueve años, realizó un breve viaje a Cerdeña en compañía de Edoardo Scarfoglio y Cesare Pascarella con quien colaboró ​​en la revista literaria y satírica Capitan Fracassa.

Las cascadas de Sa Spendula fueron uno de los lugares que recorrió D’Annunzio, donde impresionado por su belleza, absorbió la magia del lugar para escribir un soneto. Ranieri Ugo, un conocido escritor y periodista de Cagliari, había acompañado a los tres viajeros para visitar al profesor Giuseppe Todde, en Villacidro. Después del almuerzo decidieron dar un paseo y llegar a la Spendula, a pesar de la incesante lluvia, que sin embargo le dio al lugar un aura misteriosa y fascinante, bien descrita en palabras de D’Annunzio.

El poema fue escrito la tarde del 17 de mayo de 1882, después de regresar del paseo, y fue publicado el 21 de mayo de 1882 en la revista Capitan Fracassa. Pero so solo para D’Annunzio quedó maravillado por Sa Spendula, Edoardo Scarfoglio escribirá estas palabras: «Villacidro, un trozo de la Suiza sarda, un pequeño paraíso lleno de sombreros negros y sayos de piel de cordero y cabra, agazapado entre Montiomo y Cuccureddu».

Visita a Sa Spendula

Desde el estacionamiento hasta la cascada llegará en cinco minutos por un cómodo sendero pavimentado, por el cual ya se puede escuchar el rugido del agua. Cerca de la zona de descanso encontrarás un precioso y acogedor parque rodeado de encinas, adelfas y pinos y dotado de merendero y juegos para niños, un destino ideal para salidas familiares. Junto a ella una fuente y un pozo antiguo. En la misma zona de Villacidro hay otras cascadas que podemos visitar la Cascata di Muru Mannu.

Excursión a las Cascadas de Sa Spendula