El mundo navideño en Cerdeña lo forman ingredientes muy variados que van desde las tradiciones precristianas con un carácter claramente pagano, pasando por los ritos clásicos de la Iglesia Católica, mezclado todo ello con una asombrosa capacidad para arraigar las costumbres locales y propias casi de cada pueblo sardo, formando un evento único, original y diferente que se expresa en aspectos religiosos, gastronómicos y sociales.
Nochebuena era tradicionalmente una cena sencilla, mientras que el día de Navidad la generosidad en los platos evidenciaba el componente religioso. Los panes eran profusamente decorados y entregados como regalos a los jóvenes, con bellas formas como en Ogliastra donde se asemejaban a peces, corazones o pájaros.
Otra costumbre es la del «tronco navideño» (su truncu de xena en sardo), utilizado en nochebuena para calentar toda la noche la casa, y que debía utilizar cada noche hasta la Epifanía para lograr buena fortuna a la familia.
La navidad en Cerdeña (Natale en italiano) es un periodo muy especial que merece la pena vivir si es posible junto a gente sarda que nos muestre las peculiaridades de unas fiestas muy sentidas. Los sabores genuinos de las tradiciones crean una atmósfera especialmente palpable en pequeñas poblaciones del interior de la isla, como Gergei y Desulo.
En diciembre, cuando se acerca la Navidad, no faltan en la mesa de cualquier casa de Cerdeña algunos productos típicos como los embutidos (salumi), las salchichas o las aceitunas especiadas con hinojo silvestre. Y durante las fiestas se cocinan Culigones de casu (ravioli rellenos de pecorino fresco, acelgas, nuez moscada y azafrán) sazonados con salsa de tomate y pecorino gratinado; Gnocchetti al ragù de cordero; Gueffus (un bocadillo con nueces, canela y patata); cabrito con verduras o las Pabassinas, un dulce de nuez y almendras triturado, uvas, cáscara de naranja y semillas de anís.
La influencia catalana se notaba en la forma de expresar las «Buenas Fiestas», con vocablos muy cercanos al catalán, como bonas pascas, bonas paschixedda, bonas festas, o norabonas.
En una sociedad acostumbrada al esfuerzo, la navidad se convertía en un momento familiar, de retorno de los que habían emigrado, o que trabajaban lejos de casa.
Como decíamos, en Gergei se vive de forma intensa la Navidad, destacando los pesebres vivientes que el 24 de diciembre. Sus callejones de piedra se animan para albergar eventos que evocan la tradición cristiana del nacimiento de Jesús, con representaciones de vestidos de época que reconstruyen el ambiente mágico con el olor del incienso, las castañas, las mandarinas y los platos calientes que se ofrecen a los viandantes. Durante la fiesta podemos observar como se prepara la pasta, se cuece pan, o se trabaja el hierro forjado y la madera. Y como colofón toda la comunidad de estos pequeños pueblos se reúne para intercambiar felicitaciones y compartir los platos típicos.
Desulo, un poco al norte de Gergei, es por otro lado un lugar idóneo para vivir la Navidad en la montaña, a la sombra del gran gigante montañoso Gennargentu. Aquí se reúnen artesanos y productores de productos típicos durante la vigilia de Navidad, exponiendo sus productos y sus artes de elaboración in situ.
Otro punto relevante para acercarse a conocer las fiestas de Navidad en Cerdeña es Bultei con su sagra (fiesta) de la Familia o Sagra de «Sa Pertusitta» (pastores), «Sa Zuada» (campesinos) y «Su Cabude», donde se bendicen los panes en forma de corona para la comida de Fin de año y el cabeza de familia en un acto simbólico coronaba al primogénito.
En las ciudades como Alghero podemos encontrar tradiciones religiosas como la que sucede el 24 de diciembre cuando en la iglesia vacía se entona un canto que profetiza el nacimiento de Jesús, un rito que era común en la Occitania francesa o Cataluña, y que hoy sólo podemos ver en Alghero y en Palma de Mallorca. Mientras, en Cagliari, la nochevieja es el evento más celebre con animación en la calle, bares y discotecas; además de la Feria de Navidad en la que hay puestos callejeros.