Arborea es uno de los pueblos más interesantes del oeste de Cerdeña y de la provincia de Oristano. Hoy en día es un centro agrícola con viñedos, cultivos de cereales, ganadería y una industria vitivinícola y láctea., pero su historia reciente está vinculada a la recuperación de las antiguas marismas drenadas.
La arquitectura de Arborea, mezcla de eclecticismo, modernismo y racionalismo preside una llanura con una gran vocación agrícola y ganadera. Sus adorables playas defendidas por pinedas, lagunas hogar de numerosas aves como los flamencos rosados, y una gastronomía que hereda la tradición sarda con influencias vénetas, invitan a disfrutar de una Cerdeña menos conocida.

HISTORIA DE ARBOREA
El escudo de armas de Arborea y el lema «De limo fertilis resurgo» dicen mucho de la historia de la población. El emblema muestra el campanario de la Iglesia del Santísimo Redentor emergiendo del pantano, y flanqueado por dos espigas de trigo.

La frase en latín, traducida como «del fango renazco fértil», alude a la transformación agraria de un territorio otrora complicado para habitar.

Para hablar de Arborea hay que que mirar cien años atrás y entender que lo que la llanura en la que se extienden simétricos campos de cultivo y granjas, era un territorio insalubre infestado por la malaria y los mosquitos.
La dedicación de un grupo de empresarios encabezados por Giulio Dolcetta (artífice visionario y presidente de la Società Bonifiche Sarde), por recuperar el área dio lugar a la llamada en italiano Bonifica.

Se trataba de un ambicioso proyecto que implicaba cambiar el cauce de varios del caudal del agua que descendía por el río Mogoro de las faldas del Monte Arci, para guiarlo por conductos y canales. De esta forma se evitaba la inundación de las marismas de la laguna costera de Sassu, sobre las que miles de colonos removieron la tierra, transformando su paisaje.
Entre 1918 y 1924, se construyó una presa en el río Tirso para controlar el caudal. Posteriormente, se construyeron idrovore (enormes estaciones de bombeo), acequias y canales de drenaje con el fin de contener las crecidas y proporcionar agua para el riego.

Las tierras ganadas a la marisma se hicieron productivas, y a los pocos pastores que frecuentaban la zona pronto se unieron otros, junto con albañiles, herreros y jornaleros, todos empleados en la recuperación de la llanura. Más de 20 000 hectáreas de marismas se transformaron en tierras fértiles.
Muchos de esos colonos llegaron del Veneto, atraídos por una vida algo más próspera tras la situación económica de la postguerra del primer conflicto mundial, pero cuya dedicación a jornada completa significaba vivir para trabajar. También llegaron de Friuli-Venecia Julia y, en menor medida, de Emilia-Romaña, Lombardía, Toscana y Sicilia.
Así nació el Villaggio Mussolini (1928), renombrada Mussolinia di Sardegna (1930), en el contexto de autarquía del fascismo italiano y del efímero sueño de revivir los tiempos gloriosos del Imperio Romano. En varias fases sucesivas se produjo un ordenamiento urbano con la aparición de edificios que muestran una lectura de los estilos e influencias arquitectónicos de la época: eclécticos como la iglesia, a los de corte racionalista y elementos del fascio como la idrovora de Sassu.
Después de la derrota frente a los Aliados, la toponimia que aludía al Duce desapareció y la población fue renombrada referenciando el periodo medieval del Giudicato d’Arborea.
Hoy en día la laguna S’Ena Arrubia es el último vestigio del famoso Stagno di Sassu, un gran lago salado que llegó a cubrir más de 30 mil hectáreas, dividido en doscientos humedales más pequeños.

La zona fue un laberinto de agua y tierra, inhóspito y donde proliferaba la malaria a causa del perfecto hábitat para los mosquitos. La lucha contra la malaria se prolongó durante mucho tiempo; y entre 1946 y 1950, gracias a los esfuerzos de la Fundación Rockefeller y al uso del DDT (un pesticida que más tarde se comprobó que era nocivo), se erradicó por completo.
La idrovora de Sassu tiene un lugar privilegiado frente a la laguna S’Ena Arrubia, guardiana del recuerdo de un esfuerzo sobre humano para ganar tierra firme a las zonas pantanosas.

Al mismo tiempo, miles de personas trabajaron moviendo tierra para crear extensos campos de cultivo parcelados de forma simétrica, que solo a vuelo de pájaro o dron podemos apreciar con claridad. También se construyó la estación de ferrocarril Terralba-Mussolinia cerca del centro del pueblo, evidencia de la importancia económica que tuvo el territorio gracias a la bonifica.
Un siglo después del ingente trabajo de recuperación de un terreno insalubre, el resultado de la Bonifica ha permitido que en la llanura se extiendan campos de fresas, patatas, zanahorias, melones, sandías o setas.

La cooperativa nacida en los años 50 del siglo XX ha seguido creciendo hasta formar una red de economía local que además de favorecer al territorio, presume de que sus productos lleguen a toda Italia. Entre esos productos destaca también la importante industria de piensos -incluyendo una gama biológica-, alimento para vacas, cerdos y ovejas.
La ganadería bovina cierra el círculo económico que permite una fertilización cíclica de sus suelos. La carne de alta calidad es demandada en toda Italia, así como la leche
QUÉ VER Y HACER EN ARBOREA – ACTIVIDADES
Además del dialecto típico del Campidano, todavía se hablan veneciano y friulano, herencia de las numerosas personas de la región que se asentaron aquí durante la fundación de la ciudad. Algunos eventos como el Festival de la Polenta en Octubre, son folclore y gastronomía viva después de 100 años de la llegada de esos colonos.
Centro de Arborea
Arborea es un museo al aire libre de la arquitectura de entreguerras. De forma continuada convergen diversas tendencias y estilos en sus edificios, desde el eclecticismo, al modernismo, elementos neoclásicos, racionalistas, o futuristas.

La estructura urbana diseñada para la actual Arborea era una cuadrícula ortogonal; el nuevo centro se inauguró el 29 de octubre de 1928. Inicialmente llamado Villaggio Mussolini en honor al dictador Benito Mussolini.
El «primer pilar» de cualquier fundación ha sido tradicionalmente el templo religioso. Y por ello Giovanni Bianchi diseñó la iglesia parroquial, la Chiesa del Santissimo Redentore. Combinando el estilo románico medieval con el estilo Liberty y elementos de la arquitectura del norte de Italia, el resultado estaba llamado a ser un «faro» de conmemoración del origen de los colonos del Véneto y Friuli, que llegaron a Arborea.

La fachada está hecha de traquita, una piedra volcánica local de Cerdeña, coronada por el campanario, que esconde un secreto práctico: su parte superior albergaba un depósito de agua, una solución típica de los pueblos alpinos, donde las torres de las iglesias a menudo cumplían una doble función.
El interior de la iglesia es sencillo pero solemne, y sobre el altar se alza una escena monumental que representa a Cristo con sus discípulos, pintada en un estilo dinámico de entreguerras que revela la época de su construcción.

Carlo Avanzini fue el primer arquitecto jefe, autor de la mayoría de los edificios más importantes de la ciudad en un estilo ecléctico, fusionando magistralmente el estilo Liberty con elementos neorrenacentistas y neogóticos.
Entre sus obras más importantes se encuentra la escuela primaria de 1928, la Villa Dolcetta (también conocida como Villa del Presidente y residencia de Giulio Dolcetta, presidente de la Società Bonifiche Sarde), el Palacio Municipal en estilo Liberty tardío, o el Palazzo della Società, con reminiscencias venecianas, frisos modernistas y elementos decorativos bizantinos.

Avanzini falleció prematuramente en 1932, con tan solo 50 años, a causa de las heridas sufridas en un accidente aéreo del que, en un principio, sobrevivió. Su muerte truncó la visión arquitectónica de Mussolini, allanando el camino para un nuevo estilo, más racionalista, introducido posteriormente por Giovanni Battista Ceas.
La designación de Flavio Scano aportó el funcionalismo frente a cualquier elemento estético de belleza, priorizando las formas definidas y la construcción sólida. Fiel reflejo son las monumentales estaciones de bombeo: la Idrovora di Sassu y la Idrovora di Luri, parte esencial del sistema de drenaje de la marisma. Se advierten elementos del futurismo-industrial, que calaba no solo en arquitectura si no en el cine o la literatura.
El diseño de la bomba de drenaje de Sassu se inspiró conscientemente en la apariencia de un transformador eléctrico: Scano quería que la estación de bombeo pareciera una máquina poderosa, un símbolo del triunfo de la tecnología humana sobre la naturaleza.
El variado complejo arquitectónico se completa con los edificios del arquitecto Giovanni Battista Ceas, llamado por Mussolini en el momento crucial de 1933. El objetivo del régimen fascista era claro: impregnar la ciudad de un simbolismo fascista distintivo, antítesis del trabajo ecléctico de Avanzini.
De los edificios de la época fascista y de estilo racionalista, se conservan la Casa del Fascio (1934) y la Torre Littoria, una suerte de campanario que fue repetido en las llamadas città di fondazione (ciudades fundadas). Mussolini acudió personalmente a Arborea en 1938 para inaugurarlo.

También es obra de Ceas la antigua Casa del Balilla, (posteriormente Casa della G.I.L.), un centro juvenil fascista cuya distribución funcional engloba un gimnasio, vestuarios, oficinas y una piscina exterior con impluvio (al estilo de las casas de la Antigua Roma) ubicada en la parte posterior del edificio.
El diseño vanguardista de Ceas fue en muchos aspectos precursor de las formas de los rascacielos de New York que tanto proliferaron en esa década de los 30. La estructura de acero estaba revestida con elegantes losas de mármol como ejemplo de racionalismo geométrico y austeridad espartana.
La llegada de la década de los 50 y el encargo al arquitecto Nino Cerlienco de llevar a cabo nuevas obras en Arborea supuso un nuevo reto arquitectónico. Engarzar los edificios y estructuras con una cierta solución de continuidad fue el camino de Cerlienco, apostando por un funcionalismo sin un alarde superfluo de elementos estéticos.
Fruto de ello diseñó, entre otras obras, el monumento a María Auxiliadora en la plaza principal, la Casa del Cooperatore -hoy en día oficina de información turística- o la torre homónima en la pineda junto a la playa.

Playas de Arborea
Una extensa playa de arena entre las lagunas de Corru S’ittiri al sur y S’Ena Arrubia, se extiende a pocos kilómetros del centro de Arborea. Dividida por franjas, algunas son más aptas para el baño, otras para disfrutar de deportes náuticos, y otras para disfrutar del avistamiento de aves o pasear a caballo.

En el litoral de la Marina di Arborea no solo te puedes bañar, si no que puedes -y debes- aprender sobre la naturaleza de la zona. Y para ello hay varios puntos muy interesantes a los que se accede por la entrada n.º 26).
El primero es la sede de la Agencia Forestal de Arborea, que cuenta con un pequeño museo dedicado a la flora y fauna. Gracias a la taxidermia de animales que han muerto por causar naturales, caza o accidentes, se exponen aves como, el flamenco común, símbolo de las lagunas sardas, águilas, buitres y una gran variedad de aves rapaces y acuáticas que habitan esta parte de la isla. No son los únicos, también hay una tortuga careta careta y mamíferos como el jabalí.

En el edificio anexo podemos concienciarnos sobre la necesidad de cuidar el mar gracias a la exposición permanente «Restituiti del Mare – Lo que el mar devolvió». Se trata de objetos encontrados en la playa a lo largo de los años, catalogados para conocer el origen, a veces distante no solo geográficamente, si no temporalmente, con plásticos, juguetes, ropa y demás residuos que han vagabundeado por el Mediterráneo durante décadas.

Para finalizar el día se puede caminar bajo la sombra de la pineda, plantada en la década de 1930 y cuya función ha permitido menguar las ráfagas de viento mistral, capaces de domar los troncos de los árboles. Protegían las tierras de cultivo recién drenadas del devastador viento maestrale, un viento frío del noroeste que sopla desde el mar y daña las cosechas a causa de su virulencia. Sus fuertes raíces hundidas en el terreno de las dunas servían a su vez para inmovilizarlas y frenar su erosión.

El premio del paseo es subir a lo alto de la Torreta de avistamiento Cerlienco, una torre de observación de 32 metros de altura diseñada para el control y avistamiento de los incendios. Con un estilo arquitectónico racionalista (construida en 1952), hoy funge como punto panorámico para disfrutar de unas vistas sensacionales. No está abierta las 24 horas por lo que hay que informarse en la oficina de turismo y concertar la visita con los guías locales.

La laguna de S’Ena Arrubia
Aunque la bonifica significó un profundo cambio del paisaje de marismas y lagunas del Stagno di Sassu, aún quedan destacados paisajes donde la fauna, especialmente las aves, encuentran un refugio para nidificar o huir del frío de sus hábitats más septentrionales.

La laguna de S’Ena Arrubia es el más destacado, gestionado por la Cooperativa Pescatori Sant’Andrea, e incluido en la lista internacional Ramsar, dedicada a la preservación de humedales. La labor de la cooperativa de pescadores es la preservación, divulgación y gestión es posible gracias a la pasión y amor por este maravilloso escenario natural.

La laguna Arrubia recibe el nombre sardo, traducida como arroyo o agua roja, aquí encontramos los célebres flamencos dispersos por la laguna, fochas comunes (Fulica atra), garzas reales (Ardea purpurea), Mergur mengasos, martín pescador (Alcedo atthis) o cisnes azules (Porphyrio porphyrio), que nos observan entre una flor acuática compuesta por juncos, o salicornia, usada también en algunos platos.
Se encuentra literalmente en un entorno natural privilegiado. En un extremo, junto a la carretera, es el pinar costero centenario (pineta littoranea) el que protege del viento maestral y la salinidad las zonas de cultivo.
En S’Ena Arrubia han reinterpretado el oficio del pescador, conscientes de que el viento del turismo puede servir para que las antiguas tradiciones pesqueras se puedan perpetuar.

Por ello, además de la Bottarga clásica de Cerdeña -uno de los productos más auténticos de la gastronomía insular-, en la cooperativa de Arborea se elaboran cremas, patés y salsas de muggine ahumadas o del cangrejo azul (Callinectes sapidus) llegado de América y especie invasora.
De hecho el cangrejo azul ha puesto en peligro muchas especies locales de crustáceos locales o de marisco como las navajas o mejillones. Fomentando el consumo del cangrejo local se trata de frenar su enorme capacidad depredadora y reproductora.

Por si fuera poco, el trabajo creativo de los pescadores de la cooperativa ha servido para introducir con éxito el cultivo de ostras. Las llamadas Pendas de Arrubia, ostras de Arborea de la subespecie Crassostrea Gigas (originaria de las aguas de Japón), crecen con un tamaño titánico en las aguas del oasis del Stagno gracias a unas condiciones de riqueza de plancton ideales.
Ya sea frescas, recién abiertas y crudas con un poco de limón, o fritas y rebozadas, las ostras de Arrubia se degustan bajo demanda en una comida organizada para grupos que lo soliciten.

Y si los queremos encontrar en otros lugares hay que estar atento a su food truck Il Rifugio del Pescatore, presente en muchas fiestas y eventos de los pueblos de la zona. Su coccinera Nazy (diminutivo de Nazarena) cocina de maravilla y su sentido del humor nos hará reír sin parar.
MUSEO MUBA
Una obra del calibre de la Bonifica merecía un museo, y por eso el MUBA (Museo della Bonifica di Arborea) de Arborea nos adentra en la historia de cómo la intervención humana transformó un territorio del que tanto el paisaje, la arquitectura o la economía, dependen de esa acción.

El interior del antiguo molino junto al silo es hoy la sede del MUBA. En su interior se exponen tanto fotografías, documentos y objetos vinculados a la Bonifica. Recorriéndolo podemos acercarnos tanto a la historia de sus protagonistas, desde los empresarios que invirtieron en el proyecto, a las personas locales y colonos que trabajaron en tan magna obra, pasando por los arquitectos de los edificios que se construyeron en las décadas de los años 20 y 30 del siglo XX.
En el piso superior se muestran restos arqueológicos encontrados durante los trabajos de desecación como en el yacimiento de S’Ungroni, entre ellos pequeñas tallas votivas con ex-voto de época nurágica y la llegada posterior de cartagineses o romanos hasta la época bizantina.

TOURS Y GUÍA EN ARBOREA
Para disponer de una guía certificada recomendamos contactar con Manuela Fa, apasionada fotógrafa de Naturaleza que os enseñará todos los rincones del Campidano y Oristano
Contacto: +39 347 243 6096 • fa.manuela1975@gmail.com
Instagram: @manuela_fa_

ALOJAMIENTO – DÓNDE DORMIR EN ARBOREA
El Horse Country Resort Congress & SPA es un alojamiento 4 ★★★★ en un emplazamiento ideal con acceso directo a la playa.

Distribuido en tres edificios cuya forma recuerda la herradura de un caballo, el Horse Country dispone de servicios para la celebración de congresos y viaje de incentivos, con salas privadas, además de zona Wellness y SPA y dos piscinas.
Es el alojamiento más grande de la zona de Arborea y que cuenta con establos propios para disfrutar de rutas a caballo entre los pinares y la plaza de Arborea.
Se encuentra en la Strada 24 Ovest, a unos kilómetros del centro de Arborea y es recomendable tanto para familias con niños, parejas y cualquiera que busque un alojamiento con todas las comodidades y fácil acceso a los atractivos del oeste de Cerdeña.
Otras opciones para dormir en Arborea son pequeños B&B, o el Camping S’Ena Arrubia, que se en encuentra entre la laguna y las playas de Marina di Arborea. Si preferimos alojarnos en el centro de Arborea, la Locanda del Gallo Bianco en la Piazza Maria Ausiliatrice es una de las opciones más recomendables.

RESTAURANTES- DÓNDE COMER EN ARBOREA
Del mismo modo, la Locanda del Gallo Bianco cuenta con uno de los mejores restaurantes de Arborea. El edificio de la edificio de la Locanda del Gallo Bianco fue diseñado por Carlo Avanzini y fue uno de los primeros establecimientos comerciales de la Arborea, funcionando ininterrumpidamente desde la década de 1930.

Su interior conserva el ambiente auténtico de la época y la carta ofrece platos tradicionales sardos con un toque veneciano como la polenta. No olvidemos que la mayoría de los colonos procedían del norte de Italia (especialmente del Véneto).
Sin salir de Arborea, la Trattoria Margherita es un restaurante familiar en Corso Roma 31 que ofrece cocina casera deliciosa con raciones generosas y precios razonables. Muy recomendables sus pastas.
MAPA DE ARBOREA
OFICINA DE TURISMO
La oficina de información turística se encuentra en Corso Italia, cerca del museo MUBA. Disponen de mucho material interesante sobre Arborea y la región, como mapas, guías y folletos informativos.



