Bosa

Una de las sorpresas más espléndidas que nos depara la Cerdeña tranquila, la Cerdeña alejada de las playas repletas de turistas, la Cerdeña auténtica donde podemos ver la esencia de la isla es la ciudad de Bosa.

Su pequeña población de apenas 8.000 no encaja con la importancia que tuvo este núcleo, y el encanto que nos transmite. Asentada en el respiro que las montañas dan al mar, Bosa nació a la orilla del río Termo, edificada en las faldas de la montaña que reina el castillo Malaspina, una fortaleza casi inexpugnable.

Casas de colores de Bosa
Casas de colores de Bosa

El castillo de Malaspina o Serravalle, nombre que recibe de la colina donde se asienta es uno de los más. La familia Malaspina, Toscana tuvo su feudo en la isla y en en siglo XI o XII (no hay unanimidad) ubicaron su bastión en Bosa, a la ribera del Temo, a la postre el único río navegable de Cerdeña.

Abierto recientemente tras una rehabilitación que desde fuera parece acertada y desde dentro deja un sabor de boca neutro, el castillo tiene una pequeña ermita que hace las funciones de Iglesia, llamada Nostra Signora de Regnos Altos.

En su interior unos frescos decoran la sala con escenas de los tres Reyes Magos, los cuatro evangelistas, San Jorge matando al dragón entre otras escenas religiosas. Los autores fueron maestros toscanos que en siglo XIV recibieron el encargo de la familia Malaspina, que ya por entonces se había integrado en el organigrama político de la corona de Aragón.

Capillas del Castillo de Bosa
Capillas del Castillo de Bosa

Desde las almenas del castillo la vista sobre la ciudad de Bosa es asombrosa. Los colores de las fachadas de las casas se distinguen perfectamente y forman un mosaico muy fotogénico. También desde aquí podemos distinguir a lo lejos, cruzando el rio Temo la Iglesia de San Prieto, antigua catedral fundada en el 1073, y que distingue rasgos del prerrománico sardo.

Si descencemos por las escaleras nos perderemos a posta por las callejuelas de Bosa, con las casas de rojos, amarillos, azules, naranjas y azules intensos, que con perfecta coordinación y armonía nos hacen reflexionar acerca de lo fácil que es fomentar la belleza de un pueblo cuando hay una corcondancia estilística y estética.

Panorámica de Bosa desde el castillo
Panorámica de Bosa desde el castillo

En el centro urbano podemos comer en los resturantes las especialidades locales, además de comprar artículos de recuerdo como navajas sardas. Y si hace buen tiempo retomamos la carretera hasta la desembocadura del Temo, donde está la población de Bosa Marina.

Bosa es conocida por su Carnaval, uno de los más antiguos de la isla, donde por las noche se persigue a los Giolzi, unos muñecos que luego son quemados